INTOLERANCIA A LACTOSA

INTOLERANCIA A LACTOSA

 

El tratamiento de la intolerancia a la lactosa requiere, en primer lugar, un diagnóstico correcto, para saber si se trata de una intolerancia de causa genética, o de una intolerancia secundaria a alguna alteración intestinal.

En el caso de la intolerancia primaria (genética) es importante el consejo dietético adaptado al grado de intolerancia del paciente. Además, existen productos que contienen lactasa que pueden ayudar a metabolizar la lactosa y, recientemente, estudios científicos están avalando la utilidad de determinados probióticos.

En el caso de la intolerancia secundaria, el tratamiento debe ir enfocado a resolver la causa que está originando la pérdida de lactasa intestinal. Sin embargo, de forma transitoria, la dieta baja en lactosa y algunos productos, pueden ayudar a mejorar los síntomas de la intolerancia secundaria a la lactosa.

La prueba de intolerancia a la lactosa es sencilla y su duración aproximada es de 3 horas. La realizamos tanto en niños (a partir de los 4 años) como en jóvenes y adultos. Tras una sobrecarga oral con lactosa (calculada según el peso del individuo), se mide de forma basal y secuencialmente tras la sobrecarga la concentración del hidrógeno y del metano en el aire espirado. La evolución de estas concentraciones a lo largo del periodo de observación nos informa sobre la presencia o ausencia de dicha intolerancia.

El estudio genético puede complementar el estudio de intolerancia a la lactosa en el aire espirado. La utilidad de realizar el test genético radica en saber si una intolerancia a la lactosa es primaria, es decir, de origen genético y por tanto permanente, lo cual motivaría más al paciente a realizar una dieta exenta de alimentos con lactosa y al uso de lactasa exógena de forma preventiva. Además, es muy útil en lactantes y niños menores de 4 años que todavía no pueden hacer el test de intolerancia a lactosa midiendo el hidrógeno espirado.

 

En ocasiones, hay que complementar la prueba con el test de lactulosa para descartar un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino, que puede propiciar unos resultados falsamente positivos en la prueba de la lactosa.

Dado que esta prueba requiere una preparación del paciente, se realiza mediante cita previa y por indicación de un especialista.

El paciente debe seguir las instrucciones de preparación para la prueba de intolerancia a la lactosa.